domingo, 16 de agosto de 2009

Vida





"Qué le digo a la muerte,
tantas veces llamada
a mi lado
que al cabo se ha vuelto mi hermana.

Qué le digo a la gloria
vacía de estar solo

haciéndome el triste, haciéndome el lobo."

.

.

.
Han sido unos años dificiles, estos ultimos... veinticuatro.
No me quejo, es bien dura mi visión al respecto: cada uno persigue su propia gloria o desgracia...
aunque al fin y al cabo nadie puede realmente escapar de su destino, pero esa es harina de otro costal.
Yo se bien el porqué de cada uno de mis accidentes, conosco mis karmas, se donde yerro y cómo me cobra la vida, que me lo reserve, lo oculte, lo niegue... o me haga la inocente, corresponde más a mi necesidad de mantener mi corazón bajo siete llaves que a una ignorancia absoluta.
Me conozco, a veces no tanto como quisiera, pero se bien donde esta lo que busco y como hacer para retenerlo. Me asusta, si, perder las riendas de mi propio carro, me asusta, por ejemplo, la impulsividad con la que actua mi corazón frente a la más mínima provocación de la persona que me encanta. Veo frente a mis ojos esa pasión desbordante que me maravilla y que me vuelve un poco anacoreta, porque no se encauzarla del modo correcto y a veces simplemente se me va de las manos. Pero en el fondo, me llena la vida de luz y me innunda en felicidad.
Ha sido un largo camino, y lo se bien, porque al mirar atrás veo los escombros del tiempo hechos cenizas, y veo los cadaveres que me vieron pasar con el faro en la mano, tirados en el suelo están, ya no fantasmas sino polvo en el cemento.
Yo se bien que he caminado con la soledad aferrada a mi mano izquierda y la muerte tocando mi hombro derecho. No les temo, no las ahuyento, no me intimidan, pero no son precisamente las mejores consejeras que he tenido, ni las amigas mas fieles.
Me conozco, soy profundamente eremita, pero mi corazón vibra y vuela si tiene a alguien a quien amar, me reconozco, soy intensamente suicida, pero es tanto el respeto que le tengo a la vida que no me interesa atentar contra ella.
Han sido unos meses extraños. Se que la muerte acecha, lo siento en el viento, lo percibo en el rugido del mar, se que no es mi imaginación jugandome una mala pasada, y se tambien, muy certeramente, que no es mi hora, pero ese olor a flores secas en la tierra no es casualidad.
Pero al abrir los ojos veo la ventana abierta, no los barrotes de una carcel. Y al cerrar los ojos siento unas alas que me acogen, son infinitas como el cielo, calidas como una noche de verano... (y tienen nombre de arcangel)
No le pido más al universo, si me apunta con un cañon o con un juguete, porque (les guste o no les guste) sigo en pie.
Tengo las manos llenas, no de muerte ni de soledad, si no de amor y de vida.






5 comentarios:

Caleidoscopía dijo...

Y que mejor hablar de una 'mujer de ojos grandes' que puede ver, que desea sentir y que pelea cotra una muerte que está en todos lados. Y aún así sigue caminando, por más difícil que sea el paso.



Esto es enseñanza.
Y yo aprendiz.





te abrazo.





Emily

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
HADALUNA dijo...

Quería agradecerte el hermoso comentario que me has ejado en mi blog.
Es para mí muy grato saber que consigo hacer llegar lo que pretendo cuando escribo.
Eres bienvenida siempre a mi casa, y con tu permiso me quedo un ratito en la tuya porque me gusta lo poquito que he visto.

Besitos con alas.

Edu dijo...

La vida es una contradiccion para la muerte, la anti-dialectica. El vacio jamas comprendera algo que no sea el.
Un Saludo

nickweon dijo...

¡Vida como te quiero vida!

Gracias a la vida y su recuerdo en la retina.

Agradecimientos infinitos al tiempo y las estrellas, no haya pasado nada realmente grave.

Aún, concuerdo con la niña del pelo rojo, algo muy importante tienes para aportarnos; aunque, no veo la necesidad de pasar por momentos tan críticos para darse cuenta de estas cosas.

Ese desborde de las cosas, las palabras, es natural en todas las mujeres cuando tienen entre manos algo que no saben como controlar. Pero darse cuenta es el primer paso, el segundo reconocerlo sin vergüenza, el siguiente mejorar y no culpar a los demás ni a la pareja. Y saber continuar.

A mi por otra parte, no me deben querer ni arriba ni abajo, más que salvarme de la muerte, me ha sido despreciativamente esquiva.

Disculpeme por no ser más extenso, me ha costado mucho escribir las últimas semanas y ya no quisiese hablar mucho más...

"Suéñeme, pues, cataclismo,
sueñe golpe largo y sed,
sueñe todos los abismos,
que de otra vida no sé"...

Abrazo y cariños eternos :D