lunes, 26 de noviembre de 2012

xiii

En el abismo de las almas perdidas
cae tu culpa y la mia
directo a la lava ardiente
balbuceando lamentos tardíos
siendo devoradas por la matriz

Soy tu cruz
tú eres mi viga
la verdad es lo que yace al centro
de las deudas volviendo a su origen.

No puedo correr contigo
mis pies son ceniza volcánica
ensuciando tus mantos de pureza
déjame lamer tus heridas
pero no me dejes entrar en tu corazón

Sigo viendote con ojos de inocencia
en lo alto tu rostro resplandeciente
sana las yagas de mi piel
que se vuelven a abrir
una y otra vez.

Amor mio
no podemos huir más
voy cayendo a una prisión
más oscura que mi egoísmo
voy cayendo lentamente
a la boca de los cuervos
y tú vas cayendo conmigo.

¿Recuerdas
aquel día que te pregunté
si me amarías por siempre?
y tú respondiste
"Hasta la muerte"

Cuanto daño te he causado
que sin quererlo
me he amalgamado a ti
hasta el punto de arrastrarte
a este precipicio.

No existe aire en esta oscuridad
no existe tiempo ni perdón
el vacío se devora el silencio
es tal la soledad de este sitio
que ni los demonios se vuelven a mirarnos.


Ahora
¿Dónde está mi vertigo y tu crisis de angustia?
Desde esta perspectiva
pies arriba, cabeza abajo
dislocaciones y crujidos de huesos
se veía tan inofensivo volverse vulnerable.

La presión atmosférica comprime mi cerebro
mi garganta se aprieta
mis ganglios se inflaman
algo estalla en mi pecho
los latidos empiezan a disminuir.


No logro escuchar los tuyos
metros más abajo
metros más arriba
siento tu voz por todas partes
divagando igual que yo.


Quisiera arrancarnos la culpa a mordiscos
elevarnos por sobre ella y dejarla caer
pero el corrosivo liquido de su astucia
nos envenenó mucho antes de despertar
estuvimos bajo su embrujo desde el comienzo
¡fue tan fácil!
le abrimos las piernas de par en par.


Lejos del cielo y la tierra
la alegría nos alcanzará
si los ángeles amortiguan la caida;
te pido me busques del otro lado.







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