...
El dolor sangra por mis ojos
la única salida está en los lagrimales
ahí, donde cabe toda la raza humana
se destruye el sello que lo encerró
se abre, deja ver el tumor
la pus cae sobre los restos.
Quisiera que mis brazos amorosos
se estiraran hasta el fondo de la hoguera
te arrancaran la ceniza y te trajeran
te infundieran vida y te arrullaran
pero mis brazos caen inertes al vacío
no rompen ni escarban la tierra
mi amor no te alcanza, mi amor no te roza.
El desconcierto me gobierna
la ignorancia que ya no es inocencia
la rueda del tiempo pisando sus talones
sus pies descalzos, sus conciencias alteradas
sus incipientes almas, esbozos del zeitgeist
se van, se van con el humo, se van con la muerte.
¿Y tú con qué te vas?
¿Y a ti quien te lleva?
Si estirase mis brazos a los cielos
¿Apretarías mi dedo con tu manita?
Dime tú, querido anticristo
dime tú si expiarías mi culpa
la culpa que siento de ser yo este mundo
de ser esta raza, de ser este cáncer
de ser el verdugo de tu existencia
de ser el silencio, el panóptico detrás de la cortina
que calla, que calla, todo lo que observa.
No te vi venir
¿erás tú la voz del nuevo mundo?
clamando desde el vientre materno
‘SALVAME’
mientras yo enterraba gatos huérfanos.
El dolor oprime mis entrañas
mi útero se quiebra en llanto
mis manos se agrietan gastadas
de esta tierra que engendra gente impúdica
soy el mutismo de un pueblo muerto.
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