Hay una canción de Masha (de Masha y el Oso) donde Masha canta “Porque la memoria es como un hilo entre el pasado y el porvenir”. Este blog es mi cápsula del pasado, y también por eso mi resistencia a llevar un diario de vida, físico o digital, a pesar de que la encuadernación hace que me tiente a hacerme un diario, creo que este espacio no deja de ser mío y sólo mío, quizás un único lugar de mi cabeza donde no pueden arrebatarme ni un sólo trozo de mí. Aquí me acuno para recordar quién soy y por qué soy.
Quizás compartir canciones es más simple que escribir, no se me da la escritura desde hace mucho tiempo, tampoco la busco, relaciono la escritura con cosas negativas, con mucho dolor y con un ambiente tóxico y pretensioso, ya no pertenezco ahí, y me ha tomando mucho tiempo darme cuenta a donde pertenezco, pero aún así mi cabeza nunca está donde debiera, recuerdo desde niña ese miedo a enloquecer, y ese mismo miedo me llevó a buscar personas que me hicieran parecer cuerda, siempre sujeta a esa cuerda, hilo de Ariadna o migajas de Gretel, una cuerda atada a la salida para siempre saber por dónde salir. El camino, dicen, es la terapia pero a veces no se puede pagar la terapia, soy yo mi propio psicoterapeuta y eso también cansa, no soy competente, ni tendría por qué serlo. Me asusta la vejez, me asusta olvidarme de las personas que amo, tengo miedo de olvidar a mi esposo, y qué pasa si eso pasa? Qué pasaría? Él dice que me inventaría historias donde él siempre sea el héroe jajaja. Tengo miedo de morir. Qué pasa al morir? Solía creer en la reencarnación y solía creer en tantas cosas, hoy casi no creo en nada de eso, creo en mi familia y en Dios, y a veces no tanto, también dudo del amor de mi familia, realmente me aman o no tienen opción? Definitivamente no, no toda mi familia me ama. Quiero dejar de pensar tanto. Hoy es el primer día después de muchísimo tiempo en el que me doy permiso de descansar y qué hago? Finalmente no descanso, pienso, siempre acabo pensando, y sufriendo un poquito también, por todos mis muertos, por mis amigos muertos que siguen vivos, por esas versiones de mí que murieron también.
Cuánto cuesta la felicidad? Siento que ya pagué el precio. “La felicidad nunca es completa” me escribió una persona en una carta hace casi veinte años, pues en mi luna de miel la felicidad sí se sentía completa, ojalá todos los días fueran como en nuestra luna de miel. Pero luego vino la pandemia, y también vinieron muchas cosas más, el caos y la incertidumbre, “revolución, revolución, gritaban las furiosas bestias, la corte al fin fue muerta sin piedad y mi mansión arde en cenizas” cantaba el tonto rey imaginario o no.
Siento mucho cansancio todos los días, siento mi cuerpo envejecer, es esta la crisis de la mediana edad? O es que yo vivo en constante crisis. O no, parece que la crisis de la mediana edad era usar biker de cuero y comprar una moto, o eso aplica sólo a los hombres? Da un poquito igual, la verdad. Hace mucho tiempo que no sueño cosas increíbles, quizás sexys a veces y otras veces muy cotidianas, yo soñaba con ángeles y con lugares maravillosos, ahora sueño mucho con los muertos. Todo está tan lleno de la muerte que no puedo quitármela de encima. Ya no quiero más amigos muertos, y no quiero más amigos que se vayan porque no pueden lidiar con mi propia muerte, porque yo morí y me volví una muerte florida, como el poemario que nunca publiqué, yo nací de entre la putrefacción y tomé una nueva forma, mucho más completa forma de ser humano porque lo que muchos conocieron era una larva o quizás una pupa, y ahora soy un ser humano que ha tomado consciencia de que está y existe en tiempo presente, y eso es algo que no cambio por nada, la libertad de ser y estar, aunque viva a veces atrapada en esta cabeza que no deja de girar.