Ojos negros
La espesura de saliva amarga que deshacía el mundo
inunda de voces lo que gravitaba bajo la luna
La mirada negra posada en mí como panóptico
envuelve en un espiral donde guardo la culpa
me retuerce en la dolencia de un animal sacrificado
mi cabeza colgando bajo el equinoccio de una higuera
crisálida seca por donde sale el cuerpo hecho jirones
el ritual del cuerpo transformándose en crematorio.
(Poema del 2016)
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Han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos, son tantos que ya perdí la cuenta. Ya no siento culpa, ya pedí perdón a quien debía. Ya no te tengo miedo.
No te debo nada.
Puedes pudrirte en tu mierda, con tus delirios de grandeza, con tu complejo de Mesías, con tus mentiras, con tu locura.
Durante estos años he aprendido una sola cosa importante de nuestro recorrido juntos:
La sanación y el crecimiento espiritual es un proceso individual, privado, íntimo, y no deberíamos dejar que nadie interfiera en él. Todo, todo, lo podemos aprender por nosotros mismos, no existe un "maestro" que nos guíe, nosotros somos nuestro propio maestro, la verdadera luz viene del interior. Nadie puede decirte quien eres porque nadie sabe mejor quien eres que tú mismo. Nadie puede ponerte el pie encima sólo porque cree saber más que tú. Todos somos ignorantes, todos podemos ser unos sabios, pero nadie puede ponerse frente a ti y darte lecciones sobre tu propia vida. Somos libres de escoger nuestro camino, somos libres de caernos y volvernos a parar.
Espero no volverte a ver en ninguna de mis vidas futuras.
Yo me libero de ti.
Yo me libero de ti.