Quedaban sólo dos minutos del amistoso Chile- Uruguay y Chile iba ganando a 2-0, pero él... yo pensaba que estaría impertérrito ¡Pero no! él estaba alentando a su equipo, dando instrucciones, moviéndose de un lado a otro, siendo la gigantesca fuerza de la naturaleza que es él.
Quien quiere pasar inadvertido, quien muestra humildad y bajo perfil, quien solo habla lo necesario, siempre despacio, como un susurro bien pronunciado, resultó ser el personaje con mayor atención mediática del Bicentenario. (Bichantanario, mejor dicho) Bicentenario del terror y de la desazón, de la confusión y la locura masiva por verse bien en televisión.
Pero el loco, él no está loco, es la persona más cuerda que he visto en mi vida.
Yo nunca he sido muy futbolera, a mi lo que me llama la atención es la alegría colectiva que se desata después de las victorias obtenidas, la disfruto, la hago mía, y vivo la pasión del momento en cada minuto del partido, también me indigno con el fracaso, me hago parte, porque me gusta ser parte. Pero va más allá del deporte, va más allá de haberle puesto disciplina a la Selección Nacional para que rindiera, más allá de darle esperanza a todo un país caido en desgracia.
Bielsa no se lleva el cariño y el respeto de la gente por ser el DT de
Porque yo también estoy de acuerdo con Cristián Warnken, me voy de Chile y me quedo en Chile, me quedo donde duele el orgullo y donde hay algo que reparar, porque si todos huyéramos a donde no hay nada que reparar ¿entonces que sentido tendría pertenecer a algún lugar? Me quedo donde Bielsa dejó su huella implacable, donde un hombre que más bien podría ser un ciudadano del mundo (ya que en Argentina tampoco se le valoró) nos enseñó que hay que trabajar duro, hay que ser disciplinado, hay que ser constante, hay que ser humilde y honrado, que es ese el camino correcto, y es así cómo se hacen las cosas, aunque las ratas te saquen de la escena porque los monos de su comedia tienen que ser siempre monigotes y nunca faltarle el respeto al mono mayor.