miércoles, 27 de octubre de 2010

Lo Siento








Saiko - Otra Vez

Perdona mi error, y dejar huir la vida entre fallas
Y creyeras que no hay nada.
Mar que ahoga las palabras, déjame reintentar
Escucha solo por hoy, oye el canto que aferra mis ganas
De enterrar esta batalla.
No quise estar lejos de casa, déjame regresar.

Da un paso hasta acá y vuelve a mirar
Nuestro imperio creado.
Ven , deja incendiar el tiempo que ya,
No importa porque es el pasado.

Deja ahuyentar esas ánimas, limpiar esas lágrimas
Y adornar tus sueños.
Vuelve a creer en mis ganas de ser tu mirada.
Otra vez...

Perdóname amor
Con un beso desnuda mis escamas y reconoce lo que estaba.
No, no, no quise estar lejos de casa. Déjame regresar...


...
Eres mi vida, Miguel.
Sin ti soy la mitad de yo.




viernes, 8 de octubre de 2010

Caleidoscopio



Más tarde se vuelve el reloj contra mí;
más rápida la respuesta del no,
más agrio el girar del mandala,
pretencioso su mirar desde el centro
más vueltas al juego del enigma,
más desafiante su soñar.

No se encuentra en el espejo roto,
desde el prisma en que se mire,
no se encuentra en el dibujo borroso,
desde el ángulo en que lo mire.

Más patadas a la vitrina
(del otro lado de la sastrería)
más golpes a la puerta
(que nunca termina de abrirse)

Ajeno al tablero el tejo se burla del demonio
no sabe de destino, pues escapa de sí mismo
no sabe de amores, pues se siente de piedra
no sabe del cielo, porque no conoce el purgatorio...

Pero él mira el río de lejos, no porque no sepa nadar
Sino por temor a querer ahogarse.

¡Yo no soy ella!
y ya no quiero vivir en Paris.

Toda la vida ver pasar y pasar murciélagos
gatos de puerto, guarenes de acequia.
Ella rompe el tablero, yo lo construyo.

Y es que yo no sólo me sumerjo en el río
yo navego su cauce y no temo undirme en él.

Conosco el camino del cielo al infierno
y del infierno al cielo de memoria,
y se dónde van los hilos, porque una vez los corté.

Me gustaría que tú supieras escuchar inglés
y que me encontraras detrás de cada puerta
y me gustaría que leyeras la divina comedia
entonces tal vez tú podrías decirme mejor que yo
porque mi hijo se llama Dante y no Damián.

Aun asi las piezas no se mueven solas,
si tus dedos no llegasen a tocarlas
abría que comenzar el juego nuevamente.

Pero el caleidoscopio sigue siendo de cristal.



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